Si bien el FSE siempre ha tenido como objetivo prioritario aumentar la tasa de empleo, con los años ha adaptado su enfoque para abordar nuevos retos.
La Agenda Social Europea[4] también contribuye a establecer las prioridades en la asignación del FSE.
Además, el concepto de flexiguridad contribuye a las iniciativas del FSE actuales.
La estrategia define los objetivos de financiación del FSE, que coinciden total o parcialmente con otros fondos estructurales.
En los Estados miembros y regiones más ricos, la financiación del FSE complementa las iniciativas de empleo nacionales existentes, mientras que en los Estados miembros menos ricos, el FSE puede constituir la principal fuente de financiación para las iniciativas en el ámbito del empleo.
Los Estados miembros y sus regiones, junto con la Comisión Europea, planifican Programas Operativos a siete años.
El FSE se lleva a la práctica a través de proyectos solicitados o realizados por una gran diversidad de organizaciones del sector público y privado.
Uno de los principales grupos a los que se dirigen estas iniciativas son las personas que tienen más dificultades para encontrar trabajo o conservar su puesto, como los desempleados de larga duración y las mujeres.
El ciclo de programación del FSE actual se inició en 2007 y concluirá en 2013 bajo el lema “Invirtiendo en las personas”.
El carácter de redistribución del FSE se puede apreciar en el gráfico 3, donde aparece el gasto per cápita en los Estados miembros