Las fluctuaciones primogenias causaron que los gases fueran atraídos hacia áreas de material más denso, jerárquicamente se formaron los supercúmulos, las agrupaciones galácticas, las galaxias, los cúmulos estelares y las estrellas.
Otra teoría publicada en 1978 (conocida como SZ por sus autores, Leonard Searle y Robert Zinn[3]) describe un proceso más gradual, primero con el colapso de pequeñas unidades que se combinan para formar componentes mayores.
Una idea más reciente es que una porción significativa del halo estelar podría provenir de los restos estelares de galaxias enanas destruidas y cúmulos globulares que orbitaron alguna vez la Vía Láctea.
Los rápidos progresos tecnológicos en computación han permitido simulaciones de galaxias mucho mejores y las mejoras en las tecnologías observacionales han proporcionado muchos más datos sobre galaxias distantes experimentando eventos de fusión.
La SagDEG está orbitando nuestra galaxia formando prácticamente un ángulo recto con el disco.
Las galaxias elípticas gigantes probablemente se formaron por fusiones a una escala mayor.
Finalmente, ambas galaxias se habrán combinado completamente y las corrientes de gas y polvo estarán volando a través del espacio cerca de la recientemente formada galaxia elíptica gigante.
Además, a partir del gas expulsado en la combinación, se pueden formar nuevos cúmulos globulares e incluso nuevas galaxias enanas que se conviertan en parte del halo de la elíptica.
Esto es probablemente debido a interacciones con sus propias galaxias compañeras, así como por posibles fusiones con galaxias enanas esferoidales en el pasado reciente - los restos de los cuales siguen visibles en las poblaciones de disco.
En nuestra época, las grandes concentraciones de galaxias (agrupaciones galácticas y supercúmulos) se siguen ensamblando.
La mayoría de las galaxias tienden a caer en dos lugares separados en este diagrama: una "secuencia roja" y una "nube azul".
[10] Un mecanismo preventivo teórico llamado "estrangulación" evita que el gas frío ingrese a la galaxia.
Las simulaciones han demostrado que el gas que se acumula en los agujeros negros supermasivos en los centros galácticos produce chorros de alta energía; la energía liberada puede expulsar suficiente gas frío para sofocar la formación estelar.