Cada 15 de octubre las autoridades políticas y la sociedad civil catalana realizan una ofrenda floral en memoria del presidente.
Tras la victoria del bando nacional acogió los restos de los fusilados entre 1939 y 1952 por la represión franquista, la mayoría miembros de partidos, sindicatos y organizaciones que habían apoyado a la República.
[2] El mismo Lluís Companys, fusilado en el Castillo de Montjuïc el 14 de octubre de 1940, iba a ser enterrado en la fosa común, pero su hermana Ramona llegó a tiempo de identificar el cuerpo y pedir que lo enterrasen en un ataúd que ella misma había traído, de madera noble, y ser inhumado en un nicho que había alquilado, aunque con una placa donde no constaba su nombre.
En 1953 se dejaron de enterrar a los fusilados, aunque los Servicios Funerarios de la ciudad continuaron enterrando allí a los indigentes y personas sin familiares que se hiciesen cargo.
En 1985 se inauguró el memorial diseñado por los arquitectos Beth Galí, Màrius Quintana y Pere Casajoana, que comprende un conjunto de columnas con los nombres de las víctimas, una gran zona ajardinada con lápidas singularizadas y el mausoleo de Lluís Companys.