Prospectó el terreno y publicó las primeras observaciones geológicas de la zona.
Sus investigaciones sobre la metalurgia, la minéralogía y la química le hicieron destacar pronto en el mundo científico.
Fue un espíritu curioso, analítico y pragmático, plenamente inscrito en esta época de progreso del siglo XIX.
La metalurgia del hierro le interesó por su importancia económica, como él mismo destacó en las primeras líneas de sus memorias: «Desde hace un tiempo, cuando todos los espíritus están enfocados hacia el desarrollo industrial, importa señalar a los maestros forjadores las conquistas que cada día la ciencia y el método hacen sobre la ciega rutina, que durante mucho tiempo ha guiado a la mayoría de ellos.
Publicó esta última descripción geológica, ampliamente anotada, en 1842, en la Estadística del departamento de Ardenas.
En sus publicaciones dedicadas a Grecia, demuestra que las cortezas calcáreas ya señaladas en Morea también se encuentran en el Ática, Béocia y la isla de Eubea.
Según los fósiles analizados, llega a concluir que estas rocas calcáreas y los mármoles cristalinos que proporcionaron la materia prima para las primeras obras de arquitectura, datan probablemente del periodo cretáceo.
Cuatro meses después de su llegada al puesto, el orden estaba restablecido y todos los servicios habían sido reorganizados.
[6] Sauvage se implicó así nuevamente en el desarrollo económico de su región natal.
Con el final del Segundo Imperio y la proclamación de la Tercera República, entró en la vida política francesa.