Parece seguro que al año siguiente continuó su periplo hasta Macao, donde enseñó teología cinco cursos.
En Turán (Đà Nẵng) edificaron una iglesia y Buzoni pasó a Cachan (Quảng Nam), donde bautizó unas 300 personas.
De nuevo en Cochinchina el año siguiente, el Rey expulsó una vez más a los misioneros.
Dejó en Cochinchina una cristiandad de 12.000 fieles allí donde no había encontrado sino un puñado en 1615.
A sus cristianos había dejado en herencia una apología del catolicismo escrita en la lengua nacional.