Como tal, una de sus responsabilidades era la sustitución del maestro José Lidón en sus ausencias o enfermedades.
Sirvió bajo tres reyes, Carlos IV, José Bonaparte y Fernando VII, por lo que su obra es testigo de las transformaciones en gustos y técnicas que hubo en España en esa etapa tan convulsa de la historia.
[4] La Enciclopedia Metódica Larousse lo menciona como compositor «de poco relieve», en contraste con su sucesor en el magisterio real, Francisco Andreví.
[4] Sin embargo, su fama en Italia debió ser considerable, ya que 1819 solicitó al rey permiso para que se colgar un retrato suyo en la Galería Teatral del Real Conservatorio de Milán, junto a los de Rossini o Paer.
[3] En cambio, el maestro no parece haber tenido mucho reconocimiento o estudio en época moderna.
En su mayoría, sus composiciones se encuentran en Madrid, pero hay manuscritos suyos repartidos por todo el mundo, incluyendo la Biblioteca Británica y la del Congreso de EE. UU.