En el mismo año diseñó varias fortificaciones para defender la nueva desembocadura del Tíber, y en 1561 dirigió las obras de defensa en la colina Vaticana.
[2] Fue enviado a Malta por el papa Pío V, quien también proporcionó dinero para la reconstrucción.
En cambio, recomendaba una propuesta más rápida y económica de construir una nueva fortificación en el monte Sciberras.
En un informe del 13 de enero, Laparelli presentaba una cuestión más contundente a favor de la nueva ciudad, argumentando que se necesitarían 12.000 hombres a pie y 200 caballos para defender la isla sin ella, pero que solo serían 5000 hombres si se construyera.
[6] Laparelli abandonó Malta en 1569 para ayudar en la guerra naval del papado contra los turcos.