Cuando los aires revolucionarios comienzan a hacerse evidentes en Portugal, Washington, preocupado porque el país se pueda deslizar hacia la extrema izquierda, decide intervenir.
Para ello, el embajador Carlucci cortejó a la socialdemocracia moderada, liderada por Mário Soares y mediante subrepticias maniobras políticas estancaron definitivamente el proceso revolucionario.
Se paralizaron las medidas tomadas durante el auge revolucionario, como las nacionalizaciones o la reforma agraria, llegándose incluso a la rehabilitación de los políticos del régimen salazarista.
Tras la llegada del republicano Ronald Reagan a la Casa Blanca, Carlucci es nombrado adjunto al secretario de Defensa.
Despide al almirante John Poindexter, implicado en el escándalo, y nombra a Frank Carlucci nuevo consejero de Seguridad Nacional.
Carlucci aterriza en el CSN acompañado por gente de su confianza, como el general Colin Powell, el experto en terrorismo Robert Oakley o el coronel Grant Green, entre otros.
No promulgó grandes cambios organizativos en el Pentágono, en gran medida debido a que asumió el puesto ya al final de la Administración Reagan.
También mejoró las relaciones con el Departamento de Estado y dedicó más tiempo que Weinberger a los viajes al exterior.
En sus 14 meses como Secretario de Defensa, Carlucci realizó 13 viajes diferentes repartidos entre Europa, Oriente Medio, África y Asia.
Fue miembro destacado de la RAND Corporation, el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC) y el Middle East Policy Council.