Fray Junípero

«¡Quién me diera un bosque de estos juníperos!», solía decir San Francisco.

[1]​ San Francisco lo envió a establecer conventos para los frailes en Gualdo Tadino y Viterbo.

Después de capturar a un cerdo en un campo cercano, le cortó una pata y la cocinó para el hombre.

Deseando obedecer a su superior, Junípero le comentó a un hombre en necesidad, que no podía darle su túnica, pero que no haría nada si el hombre se la quitaba.

[3]​ Una vez determinó fray Junípero guardar silencio seis meses, de este modo: El primer día por amor del Padre celestial.

Fray Junípero, sin hacer caso de la devoción que le mostraban, continuó columpiándose con entusiasmo.

Satisfecho con el hecho de haber provocado burla y menosprecio, Fray Junípero continuó su camino hacia el convento con humildad y mansedumbre, una vez que la multitud se había ido.

2.- Fray Junípero se quedó solo en el convento mientras los demás frailes salieron.

Informó a los demás que fray Junípero estaba haciendo una gran cantidad de comida.

Fray Junípero, con gran valentía, se ofreció al castigo, mientras sus compañeros esperaban la muerte.

El señor, al ver su actitud, sospechó que no podían ser traidores y, aunque los dejó ir, mandó golpear severamente a fray Junípero.

Fray Junípero explicó que su "enemigo" era su propio cuerpo, el cual había aprendido a dominar gracias al castigo recibido.