Friedrich Fromm sirvió como teniente en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial.
Estos hicieron encerrar a Fromm en una habitación e intentaron tomar el control del ejército de reserva.
Sin embargo, el mayor Otto Remer al presentarse a arrestar a Goebbels fue convencido por este de que Hitler seguía vivo: de hecho el Führer estaba al teléfono y habló con Remer.
Otra hipótesis es que al menos estas ejecuciones evitarían a los conjurados la humillación de un inevitable juicio público.
Himmler y Goebbels llegaron una hora más tarde a la Bendlerstrasse de Berlín.
El coronel Remer (Hitler lo había ascendido de mayor a coronel mientras hablaban por teléfono) telefoneó por segunda vez a Hitler y este le ordenó detener a Fromm por sospechas, pues resultaba muy extraño que Fromm, al ser un superior del propio Stauffenberg, ignorase las vastas actividades conspirativas de su subordinado, lo cual significaba una negligencia grave o una complicidad.