En la actualidad, Latinoamérica es la segunda mayor productora de fuegos artificiales, la mayoría para uso doméstico, con productos que van desde pequeños petardos hasta grandes fuegos artificiales como los marcos de pirotecnia llamados “castillos” y “toritos”.
[1][2] Los fuegos artificiales fueron inventados por los chinos, para usos ceremoniales y religiosos, el cual es su principal uso en México hoy en día.
El principal ingrediente de los fuegos artificiales, la pólvora, llegó con los conquistadores pero para fines militares.
Recientes esfuerzos por actualizar la ley han incluido proporcionar capacitación y otras medidas para extender el estatus legal a los fabricantes irregulares.
Las fórmulas usadas en cada taller son individuales y guardadas por las familias a las que les pertenecen.
[8] Los “toritos” son marcos más pequeños en forma de un toro, diseñados para ser usados o llevados por una persona, ya que se encienden, persiguiento a los transeúntes en la calle durante las fiestas.
[8] El elemento más elaborado es llamado “piromusical”, un conjunto de fuegos artificiales sincronizados con música y algunas veces con luces, en promedio con un precio comercial de diez mil pesos un minuto, usualmente el “piromusical” dura catorce minutos.
[4][8] En Tultepec, todos los fuegos artificiales son hechos a mano, incluyendo decoración y envase, en su mayoría en pequeñas fábricas o talleres que producen de todo, desde pequeños petardos hasta fuegos artificiales de doce pulgadas para espectáculos profesionales.
[7][8] Sin embargo, este mercado sufrió una gran explosión en 2005 y 2006, reduciendo la mayoría de los puestos a escombros en ambas ocasiones.
En 1998, una explosión en un taller en el Barrio de San Agustín en Tultepec afectó aproximadamente cien casas y murieron diez personas del vecindario.
[2] En 2006, una explosión fue atribuida a los cerillos, estos consisten en ser de color madera, con productos químicos en ambos lados, los cuales producen chispas cuando se friccionan contra una superficie.
Esto llevó a prohibir el producto por un año, por lo que su seguridad podría ser revaluada.
[9] En los festivales religiosos, aún en los pueblos más pequeños hay fuegos artificiales, en los cuales incluyen imágenes de los santos patrones en un marco diseñado con pirotecnia.
[5][7] Las ventas nacionales de fuegos artificiales fluctúan entre ochocientos y un millón setecientos mil pesos por año.