La acumulación de gas va haciendo al aire cada vez más inflamable, por lo que conviene ventilar al edificio cuanto antes (pero no hacia donde haya fuego, sino desde algún punto donde no pueda haber llamas alrededor, si es posible).
Conviene que la ventilación sea rápida y amplia, abriendo las ventanas completamente, así como las contraventanas y las cortinas (durante media hora en casos normales).Si hay allí una cocina de gas, el apagar sus quemadores (los hornillos, hornallas, hornillas o fuegos) permite comprobar mejor si existe una fuga de gas.
Una persona gravemente intoxicada podría dejar de respirar y requerir reanimación cardiopulmonar.
Por lo tanto, salir pronto de allí, y sacar fuera a cualquier persona, esté consciente o desmayada.
[12] Los síntomas pueden incluir náuseas, cefaleas, mareos, vómitos, pérdida de los reflejos y la conciencia o convulsiones.