La fundación describe su objetivo como: La misión de la fundación es «proteger la diversidad de la naturaleza y el bienestar de todo tipo de vida, ahora y en el futuro» y su visión es que «todos nosotros actuamos todos los días comprendiendo que somos uno con la naturaleza.»[1] Sus orígenes se encuentran en un retiro para pensar a la isla Pender, Columbia Británica, organizado en 1989 por David Suzuki y Tara Cullis.
Es una asociación caritativa canadiense federalmente registrada y financiada enteramente por donaciones.
[3] La Fundación David Suzuki tiene 4 principales departamentos programáticos: Se centran conjuntamente en las áreas siguientes: Protegiendo nuestro clima — asegurar que Canadá hace lo que en justicia le corresponde para evitar un cambio climático peligroso y está en el buen camino para conseguir un nivel seguro de emisiones de gases de efecto invernadero.
Reina del verde – ofrece a las personas métodos y consejos útiles para reducir su impacto medioambiental individual.
[6] El presidente del conservador Centro Canadiense para Estudios de Políticas, Joseph C. Ben-Ami, citando esta declaración en su artículo "Charlatan del calentamiento mundial"[7] resalta que el informe anual 2005-2006 de la fundación lista 52 empresas, incluyendo Bell Canadá, Toyota, IBM, McGraw-Hill Ryerson, Scotia Capital, Warner Bros., Canon y el Banco de Montreal, entre sus 40 000 donantes.
[9] La información financiera y sobre los donantes está disponible en la sede electrónica de la fundación.
[8] Entre 2000 y 2010, la fundación ha recibido 44 millones de CAD por donaciones sujetas a desgravación fiscal[11] La columnista Licia Corbella, anteriormente en The Calgary Sun, critica desde hace tiempo a la fundación y es conocida por negar la existencia de un cambio climático causado por la humanidad.
Por ejemplo, ha calificado al plan de Ottawa para luchar contra el calentamiento mundial como «vergüenza nacional» y ha dicho de la política energética federal: «no es una estrategia, es una vergüenza».
[13] Y, como recuerda Lloyd Alter en un artículo en Treehugger, la ley canadiense permite a las organizaciones caritativas hacer comentarios políticos:Estas organizaciones tienen amplia capacidad para hacer comentarios políticos, siempre que no apoyen a partidos o candidatos, y pueden dedicar hasta el 10 por ciento de sus recursos a actividades políticas no partidistas... este gasto puede ser «para influir en la ley, las políticas y la opinión pública sobre asuntos relacionados con sus propósitos benéficos.» Entre las actividades permitidas, estas organizaciones pueden reunirse con cargos electos, dar conferencias, impartir talleres, convocar manifestaciones y montar campañas de escritura de cartas sobre asuntos.