Su padre fue el abogado Pedro Miguel Samper; y su madre, Saturia García Álvarez.
[3] Se trasladó a Europa y luego a Estados Unidos, donde estudió Literatura en lengua inglesa y cuento corto en la Universidad de Columbia de Nueva York.
Antes de ganarse un nombre reconocido en las tablas, durante sus primeras experiencias como actriz, se interesó en guiar su trabajo hacia el teatro infantil.
Fue con su tercer esposo, el fotógrafo y cineasta estadounidense, Ray Witlin con quien empezó la aventura cinematográfica.
En 1965 escribió y codirigió su primer cortometraje El Páramo de Cumanday, para el cual vivió junto a Witlin durante un año con los campesinos arrieros de la zona del Nevado del Ruiz, por la Cordillera Central (Colombia).
En el siguiente periodo, Samper viajó a Estados Unidos y filmó dos trabajos sobre la sociedad de consumo.
Inmortalizó danzas e instrumentos hoy extintos o en desuso, interpretados por campesinos de diversas zonas del país.
Este documental fue galardonado en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano en Argentina.
Por ello, sus producciones documentales siempre abordaron a personas anónimas y olvidadas en la Colombia profunda o rural.
Fue en dicho tiempo en el que escribió La Guandoca (1975), un libro de cuentos publicado póstumamente, en el cual narró su experiencia como reclusa.
Al salir de la cárcel, abandonando un poco un proyecto documental sobre mujeres convictas y otro sobre folclore colombiano que planeaba justo antes de su detención; Samper regresó a Estados Unidos.
[1]De manera póstuma, se publicó una colección de sus relatos titulada La Guandoca, donde narra sus experiencias como prisionera política.