Fue fusilada en el Tir national y se le considera heroína nacional.
En tierra aliada, tras una corta formación como espía, se le propuso una misión.
La policía secreta alemana la arrestó e interrogó pero por falta de indicios, fue liberada.
Tomó como falsa identidad el nombre de Mlle.
Legrand y prosiguió sus actividades hasta ser de nuevo apresada en enero de 1916 y condenada a muerte.