Es un polvo blanco (o crema claro) poco soluble en agua.
Se presenta con características completamente inodoras, de aspecto áspero y duro al tacto.
Cuando se manipulan alimentos con herramientas que dejan pequeñas trazas de hierro, se produce una reacción que da lugar a la aparición de colores azul oscuro que acaban dejando los alimentos poco atractivos.
Debido a las propiedades de inestabilidad a las altas temperaturas no es aconsejable emplearse en frituras o en aquellos productos que requieran el empleo del horno: galletas y produtos de repostería.
En España, se emplean por regla general los galatos, en combinación con el butilhidroxianisol y el butilhidroxitolueno en la conservación de aceites vegetales, con la excepción del aceite de oliva.