Constaban a lo sumo de dieciséis o veinte remos por banda y tan solo un hombre en cada uno.
Su aparejo se reducía a una sola vela latina, aunque había algunas, las menos, con dos.
Las menores tenían diecisiete bancos, no pasando de veintitrés las mayores.
Sin embargo, en Berbería, construían galeotas grandes como galeras y muy parecidas a éstas en todo lo demás pero con algunas diferencias en la arboladura, principalmente, para librarse los patrones de servir en guerra al sultán cuando los llamaba, pues eran cargas que pesaban normalmente sobre las galeras.
En Francia en el reinado de Luis XIV, el oficial de marina Chateaurenaut ideó unas embarcaciones que llamó galiotes à bombes, que lanzaban bombas con grandes morteros.