Recibe el nombre de bravoana en honor al paleontólogo y geólogo canario Telesforo Bravo.
Desde entonces se ha intentado recuperar la especie mediante la cría en cautividad siguiendo el modelo que se utilizó en la isla de El Hierro para recuperar el Lagarto gigante de El Hierro.
Tienen una cabeza robusta, pero en general su cuerpo no es tan recio como el del lagarto gigante de El Hierro (G. simonyi).
[2] Sus costumbres son muy poco conocidas, pero se ha observado que su periodo de actividad es diurno.
Tres o cuatro semanas desde de la cópula tiene lugar la puesta, y a los dos meses nacen las crías con 55 mm cabeza-cuerpo y 3 o 4 g de peso.