Los escapes de un gas inflamable fuera de la estructura que lo contiene son peligrosos, pues ese gas podría producir una grave deflagración al entrar en contacto con una llama.
El mayor peligro que enfrentaban (y aún enfrentan) los mineros está relacionado con el gas metano que se encuentra en las vetas de carbón, también llamado grisú.
La presencia de metano en las minas puede tornar imposible la respiración y/o generar explosiones.
[2] Para facilitar la migración del gas hacia el pozo es necesario reducir la presión en el yacimiento.
Esto se logra extrayendo el agua del yacimiento, que posteriormente debe ser reinyectada en una zona más profunda o descartada en la superficie, para lo cual debe ser tratada especialmente.