En la mitología griega, los terrígenos,[1] gigantes[2] o ‘gegenees’[3] (Γηγενεῖς / Gēgeneís: «nacidos de la tierra»; sing.
[4] Jasón y los Argonautas desembarcaron en una isla en la que vivían los terrígenos.
Los argonautas regresaron y pudieron ayudar a Heracles.
En consecuencia erigieron una imagen a la diosa, tallada por Argos de una cepa antigua, y danzaron plenamente armados en la cima de la montaña.
Rea agradeció su devoción e hizo que un manantial —llamado ahora el manantial de Jasón— brotase de unas rocas cercanas.