Desde el siglo XVIII es común clasificar las lenguas del mundo según criterios filogenéticos de parentesco lingüístico.
En la actualidad se han encontrado familias de lenguas muy amplias, cuya protolengua podría remontarse a más de 6 o 7 milenios, y conocemos familias cuyo antecesor común parece más reciente.
Con la mejora de la documentación a lo largo del siglo XX, se ha establecido una lista de familias lingüísticas con parentesco demostrado, aunque se sigue especulando sobre si ciertas familias podrían estar relacionadas entre sí a su vez.
Por esa razón se acuñó el término macrofamilia para referirse a familias propuestas cuyo parentesco era visto como probable por algunos lingüistas, pero para las cuales no se había podido establecer el parentesco filogenético de manera totalmente rigurosa mediante el método comparativo y el estudio de correspondencias fonéticas regulares.
Las familias lingüísticas conocidas difieren mucho tanto en número de lenguas, como en antigüedad putativa del antecesor común.