Luego, practicó necrofilia con el cadáver de la mujer.
Después de cometer el asesinato, Kurita arrojó a la mujer, a su hijo de cinco años y a sus hijas de siete y dos años de edad, por el acantilado conocido como Osen Korogashi.
La niña de siete años pudo sobrevivir pero sus otros dos hermanos murieron.
Apeló las sentencias, pero por inestabilidad mental, retiró sus apelaciones el 21 de octubre de 1954.
Considerado como un neurótico y un peligro para su propia vida, fue ejecutado el 14 de octubre de 1959 en la horca.