Desde allí, se mudó a Roma, y estudió tres años bajo la guía de su pariente, el cardenal Reginald Pole, que llegaría a ser Arzobispo de Canterbury.
El joven rey restauró a Kildare en sus tierras en este tiempo.
Aceptó la religión protestante a comienzos del reinado de Isabel II.
[7] En sus últimos años pese a que técnicamente era un hombre libre, le fue prohibido abandonar Londres, salvo para ocupar su asiento en el Parlamento de Irlanda celebrado en Dublín durante abril y mayo de 1585.
[6] Según la leyenda, su fantasma regresa a Kilkea Castle cada séptimo año.
[10] Mabel murió en 1610, muy atribulada en sus últimos años por una demanda establecida por su nieta Lettice, reclamando que la voluntad del Conde había sido fraudulentamente alterada.