En aquella ciudad mantuvo, junto con sus hermanos y amigos, diversos enfrentamientos con los jóvenes hitlerianos, en los que incluso se llegaron a producir heridas de arma blanca.
La Gestapo redacta un informe acusatorio y lo lleva a juicio, pero el tribunal de guerra que lo juzga lo absuelve finalmente.
Los nazis organizan una conspiración contra él, y atestiguan en falso ante un tribunal francés que lo condena a muerte en 1946.
En 1954 se trasladó a Japón, donde desarrolló una intensa actividad pastoral y asistencial, siendo promotor de diversas iniciativas.
Creó la Academia de Música Sacra en Tokio, cuya reputación se extendió por Asia y el mundo entero.