Germán Rodríguez Saiz

En Pamplona fueron meses muy convulsos (semana proaministía de 1977 reclamando la liberación de presos políticos con delitos de sangre -el resto habían sido liberados en 1976-, ocupación del Ayuntamiento por radicales, disturbios frecuentes y ataques a las fuerzas del orden para forzar su reacción).

[1]​ La Policía Armada irrumpió en la plaza y disparó botes de humo y pelotas de goma dispersando a los presentes, salvo un grupo que se refugió en los pasillos y respondió lanzando objetos.

Este acontecimiento tuvo un impacto importante en los días siguientes en el País Vasco y Navarra, y en las protestas por su muerte, un joven de Astigarraga, Joseba Barandiaran moriría días después en San Sebastián.

El resto de fuerzas políticas han visto en la entrada en la Plaza de Toros un lamentable error policial[4]​ en medio de unos disturbios antidemocráticos causados por la extrema izquierda, y se han depurado responsabilidades sin que se condenara a nadie.

Hay una lápida para conmemorar el suceso y, a pesar de que anteriormente fue retirada por el Ayuntamiento de Pamplona gobernado por la derecha, el monumento fue reconstruido por los vecinos primero y por el ayuntamiento de izquierdas años después.