Entre sus composiciones más destacadas se encuentran varias misas y madrigales.
Sus obras dieron lugar, con la ruptura de las escuelas de composición del siglo XVI, a los inicios del oratorio.
San Felipe Neri le tenía tanto aprecio y admiración, que una vez declaró haber visto ascender su alma hacia los cielos.
Su sucesor en el puesto fue Palestrina, quien había sido su amigo y, probablemente, su alumno.
El Padre Martini recogió dos de las obras del italiano para su Saggio di Contrapunto.