De Sanctis llevó esta característica un paso más allá cuando diseña en 1723 la Piazza España en Roma.
Esta gran escalinata comparable a un edificio sería invaluable en Sicilia, no solo por las razones prácticas de acceso al piano nobile, sino por la necesidad de crear un acceso formal a las iglesias y catedrales en múltiples sitios donde la topografía requería salvar desniveles.
La entrada principal incluye columnas exentas que sostienen un balcón recto, aumentando la pomposidad del acceso.
Los balcones se convertirían en otra característica del barroco siciliano, que con el tiempo tomarían diversas formas, a menudo curvas, serpentinas, o una combinación de ambas yuxtapuestas.
Según el profesor Antonhy Blunt, la catedral no fue uno de los éxitos del arquitecto.
La visión barroca de Vaccarini tuvo primacía en Catania, y fue muy copiada por años.
La influencia de Vanvitelli resulta claramente visible en sus últimos trabajos, especialmente el Colegio Cutelli y la Pequeña Abadía.