En 1816 divulgó su obra más famosa, el manifiesto del Romanticismo italiano, la Sul cacciatore feroce e sulla Eleonora di G. A. Bürger.
Dos años después ingresó en la sociedad secreta carbonaria o Carbonería, cultivando además de la pasión literaria la política.
Hacia el final de la obra Crisóstomo pretende haber bromeado e insta a su hijo a seguir fielmente las reglas clasicistas, que exhibe haciendo una parodia o imitación burlesca.
Esta refutación definitiva irónica justifica el atributo de "semiseria" que da en el título a su carta.
Estas ideas fueron retomadas después por otros más famosos autores, como Giacomo Leopardi, Ugo Foscolo (en su última etapa poética) y Alessandro Manzoni.