Es posible que Bembo acompañara al maestro en su viaje Florencia y Roma (1514).
En estas obras se advierte la dependencia del estilo de Boccaccino, pero también las influencias de Leonardo y Rafael, que conforman un estilo ambivalente, con rasgos avanzados y reminiscencias arcaizantes superpuestas.
Bembo siempre tuvo un cierto gusto por los efectos caricaturescos típicos del arte germánico, al igual que muchos de los pintores cremoneses.
Con el tiempo su obra fue permeable a diversas influencias sucesivas, como la de sus compatriotas Girolamo Romanino y Altobello Melone.
Su estilo se hizo más excéntrico, quizás debido al gran influjo que ejercieron sobre él Pordenone y Amico Aspertini.