[7] Se dice que Glauco, todavía niño, cuando perseguía a un ratón cayó en una vasija de miel y murió.
Después de oír estas palabras Minos comenzó a preguntar entre su pueblo acerca del prodigio.
[2] Entonces Minos reunió a los adivinos para que explicasen el prodigio, pero como ninguno encontrara respuesta, Poliído, hijo de Cérano, y natural de Argos[3] o Bizancio,[2] observó que el ternero era como una morera[2] o zarzamora,[3] pues primeramente sus frutos son blancos, luego rojos, y cuando son segados, negros.
[2] Después llegó otra serpiente y, al ver muerta a la anterior, se alejó y regresó en seguida con una hierba que extendió sobre todo el cuerpo de la otra; tan pronto como le fue colocada la hierba, la serpiente revivió.
Poliído contempló aquello admirado y aplicando la misma hierba al cuerpo de Glauco lo resucitó.
Más tarde otra serpiente llegó allí, trayendo una hierba en su boca, y la colocó sobre su cabeza.