Gloria Elena Espinoza de Tercero

Gloria Elena Espinoza de Tercero es una dramaturga, novelista, cuentista y ensayista nicaragüense.

Silvio, su papá fue contador público y trabajó durante muchos años en el Banco Nacional de Nicaragua.

Su mayor producción la hizo en los años ochenta cuando se integró al movimiento de pintura primitivista.

Luego realizó un curso de danza en la escuela del profesor Adán Castillo en Managua, entre los años 1959-60.

En esa época continuó sus estudios de piano con la profesora Gloria Madriz, interviniendo siempre en los actos que realizaba el colegio.

En 1967 ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en León para cursar el año básico.

Las monjas del hospital le prestaban el piano que estaba en el tercer piso, donde practicaba diariamente.

En 1988 fue nombrada “Hija Dilecta de León” y posteriormente, le fue diagnosticado Lupus Eritematoso Sistémico.

[7]​ Sus compañeros de actuación fueron Pilar Aguirre, Blanca Amador, Evelyn Martínez, Tina Benard, Enrique Lanzas, César Izquierdo, Esperanza Arana, Martha Lucía Cuadra, Mariadela Noguera, Alfonso Arana, Annie Horvilleur, Julieta Jirón, Elsa Rulh, Mayra Santos, Mamerto Martínez, Frank Jarquín, Jonny Villares y Salomón Morales.

Entre ellos Miriam Margarita Gurdián, Álvaro Herdocia, Flor de María Marín y Juanita Reyes.

Entre el elenco se encontraban Olga Gil de Buitrago, Luisa Emilia Montalván, Esperanza Reyes y Dora María Gurdián.

Otros intérpretes en dicho festival fueron Fredy Ramos, Mauricio Peña, Roberto Araquistain, Consuelo Espinoza, Peter Vivas y Eduardo González, que interpretó Quincho Barrilete, canción ganadora del Festival OTI en España.

Además, mantuvo una exposición personal permanente por dos años en Tokio (1988-89), bajo el patrocinio del grupo Tomosu Kai.

Este tipo de diálogo, en el que una persona se comunica con un ser desconocido, tiene una larga ascendencia espiritual.

Anhela otro tipo de existencia que le ofrezca una realidad más espiritual y profunda.

En esta obra, los personajes están sumidos en un tipo de vida común y vulgar que no presenta ningún relieve espiritual.

Paula Samuel se vincula a un mundo vacío que carece de esencias permanentes.

Es una alerta a ser seducidos por nuestra propia inconsciencia de vivir inmersos; pero al margen del deterioro social.

En el miserable cubículo donde se encuentra sin más compañía que una mesa y una silla, recorre su vida signada por el sufrimiento desde tan temprana edad.

Ella vive su automutilación por medio del aislamiento del mundo coyuntural; vive su vida en una cadena de crisis, que crea disociación en sus pensamientos; por lo tanto, en su yo interior sufrido, dolido y violentado; en una fijación indeleble entre vida y recuerdos fragmentados.

Los tres planos son unidos por el coro de fantasmas, que viajan con plena libertad por todas las escenas; pero también los planos se unen por la relación temática del amor, que pasa al desamor, y este a la soledad y el abandono.

La autora ha realizado una compleja obra experimental en la que ha deconstruido todos los aspectos del modelo dramático aristotélico y realista recurriendo al mismo tiempo a modelos del teatro barroco y a conceptos de la estética postmoderna.

Estas últimas ofrecen al receptor un juego complicado entre procedimientos del metadrama ficticio, de tendencia épica y adaptivo que se entremezclan continuamente entre ellos.

[14]​ La ironía adquiere en Stradivarius un tono satírico, pues el texto somete a revisión el proceder de los personajes; pero no lo hace en forma aislada o desarticulada del conflicto medular, ya que se sustenta en un juego paródico de dos discursos: el jurídico y el religioso, a los cuales evidencia en sus contradicciones internas.

La crítica lo ha considerado como un libro innovador inserto en el enfoque alternativo del tiempo folklórico en el costumbrismo contemporáneo.

En el año 2001 ganó el Premio Funisiglo de novela corta y la Distribuidora Cultural (Managua) la publicó.

La enfermedad del lupus,[17]​ extraña y terrible, obliga a María Esperanza, protagonista principal que nos habla en primera persona, a recluirse en el mundo de la creación artística, diseñando una casa para doña Vicenta o un jardín fantástico para don Relicario o un cuarto pa su propia hija, y escribiendo ese libro por venir, que será la escritura final de la novela que leemos.

[19]​ Panorámica, pero detallista, sincera, y proveída de las fuentes disponibles relacionadas directa o indirectamente con la materia.

Retoma las personalidades pictóricas de los grandes leoneses: el retratista decimonónico Toribio Jerez, el crayonista Pedro Martínez, el paisajista Juan Bautista Cuadra, el academicista Alejandro Alonso Rochi, el realista Rubén Cuadra Hidalgo, el maestro Rodrigo Peñalba, y el clasisista de imaginación mágica Alberto Ycaza.

Junto a Joaquín Sansón Argüello, Jesús Miguel Blandón (Chuno) y Francisco Hernández Segura participó de la publicación del diario “Ultimas Noticias” que circuló en León, inmediatamente después del terremoto (diciembre de 1972).

Gloria Elena Espinoza de Tercero. Fotografía tomada en su casa en febrero de 2012