Fue el primer cohete de combustible líquido que llevó instrumentación.
Podía llevar una carga útil de hasta 1 kg.
El cohete alcanzó 50 m de altura, impactando a 623 m de distancia, alcanzando unos 100 km/h.
Al vuelo siguieron pruebas estáticas para desarrollar el enfriamiento de la tobera por cortina líquida, un sistema regenerativo y mejoras en la estabilidad.
El cohete llevaba una pequeña cámara, un termómetro y un barómetro, todo recuperado intacto tras el impacto.