Andrés Di Tella colaboró en la investigación y Silvio Giangrande en las esculturas.
Evocación del escritor polaco Witold Gombrowicz (1904-1969) cuya obra más importante en Argentina la realizó entre 1939 y 1963.
Descartada por falta de fondos la idea inicial de hacer una coproducción con algunos realizadores polacos (a lo grande, pero desde los bordes “inmaduros”: Polonia y Argentina), recurrieron al intimismo, la “espontaneidad”.
Durante dos meses, con un cuaderno en la mano, escuchó las historias de los cuatro amigos: sus ironías, sus confesiones, sus celos; vio cómo imitaban al maestro, reproducían su voz, sus palabras, sus gestos, su manera de andar.
Y cuatro o cinco meses después comenzaba la filmación, cuyas escenas centrales tuvieron lugar en un viejo salón de las abandonadas Tiendas San Miguel.