Sus padres fueron Juan González de Hermosillo y Ana Rodríguez Magdaleno.
Impartió clases de teología y escrituras sagradas en la Universidad.
El extenso territorio comprendía las provincias de Nueva Vizcaya, Tepehuana, Tarahumara, Topia, Nuevo México, Culiacán, Sinaloa, Ostimir, Sonora y Pimería.
Se encontraban establecidos los franciscanos y jesuitas, estos últimos contaban con un colegio, Hermosillo apoyó a fray Miguel de Sossa para introducir también a los frailes agustinos.
En 1668, sus restos mortales fueron trasladados a la Catedral de Durango.