Gordon Gekko es el personaje central en la trama de ambas películas y se caracteriza por su ambición desmedida; es un tipo inteligente, astuto y de gran habilidad en los mercados financieros, pero también manipulador, poco escrupuloso y dispuesto a todo con tal de obtener lo que desea, capacidades que le han permitido edificar un extraordinario imperio financiero.
En medio de esta apoteosis, Gekko conoce a Bud Fox, un joven y ambicioso corredor de bolsa, que desea abrirse paso por el mundo financiero y alcanzar a convertirse en millonario.
Fox escucha a Gekko dar un discurso donde pronuncia su famosa frase: Tras esto, Fox se convence de que aliarse y aprender del mítico empresario e inversionista es la mejor manera de alcanzar la riqueza que tanto anhela.
Al final Gekko es declarado culpable y sentenciado a permanecer en prisión, cumpliendo una condena de 14 años.
Han pasado veinte años desde que Gordon Gekko, dominó el mundo financiero y se tornó en la persona más poderosa del mismo.
Gekko comienza a restaurar su posición, dando el primer paso con la publicación de su libro, el cual se vuelve un Best Seller y le restaura su notoriedad y fama, comenzando así a dar discursos acerca del mismo.
Jacob oyó hablar a Gekko e instantáneamente lo consideró un genio, así comienza una especie de relación Tutor y Discípulo.
De un solo golpe, Gekko había restaurado su fortuna, su reputación, había regresado a la cima y todo ello, al mismo tiempo que se había vengado del hombre que lo había enviado a prisión en el pasado, Bretton James, quien ahora iba rumbo a la cárcel y de paso desencadenando la destrucción masiva de todo el sistema financiero estadounidense, al caer cientos de compañías, mientras que él se alzaba nuevamente.