Es medida tanto como una fracción de los átomos de combustible que se fisionaron[1] en %FIMA (fissions per initial metal atom, en castellano: fisiones por átomo metálico inicial) como por la energía realmente liberada por la masa inicial del combustible en gigawatts-días/tonelada métrica de metal pesado (GWd/MTHM), o una unidad similar.
El combustible puede ser cualquier actínido que pueda soportar una reacción nuclear en cadena, incluyendo uranio, plutonio, torio y otros combustibles transuránicos más exóticos.
Los reactores de generación II normalmente estaban diseñados para alcanzar aproximadamente 40 GWd/MTU.
En los reactores con reabastecimiento en línea, los elementos de combustible pueden ser reposicionados durante la operación para ayudar a alcanzar este objetivo.
En un ciclo del combustible nuclear de una sola pasada tales como los actualmente en uso en la mayor parte del mundo, los elementos de combustible usados son desechados completamente como desechos nucleares de alto nivel, y el uranio y plutonio restante contenido en estos se pierde.
Como estos son proporcionalmente más abundantes en el combustible con alto grado de combustión, el calor generado por el combustible gastado es aproximadamente constante para una cantidad determinada de energía generada.
El grado de combustión es uno de los factores claves que determinan la composición isotópica del combustible nuclear gastado, siendo los otros su composición inicial y el espectro neutrónico del reactor.