Estos decretos surtieron efecto: muchos sefarditas asentados en el norte de África y el Imperio Otomano vinieron a instalarse en Livorno.
En 1675, Livorno se convirtió en puerto libre y su importancia creció debido a los vínculos con otras comunidades mercantiles judías, en Venecia, Ámsterdam, Bilbao y Curazao, donde se creó una localidad llamada "Livorno".
Tienen poca o ninguna relación con los judíos indígenas que hablan judeoárabe y visten al estilo oriental.
[5] En Argel, los Gorneyim se convirtieron, en el siglo XVIII, los banqueros de los deys, los intermediarios entre ellos y las potencias europeas.
En Argelia, las instituciones religiosas nunca estuvieron divididas como fue el caso en Túnez entre Granas y Tochavim.
Allí, bajo la colonización británica y luego holandesa, se beneficiaron de una cierta autonomía en una localidad llamada Jodensavanne que habían establecido en 1652 en Savannah, cerca de la cala Cassipora.