Stephen Hawking aplicó este principio de superposición al universo entero, describiéndolo como todas las diferentes maneras en que el universo puede evolucionar, es decir, todas las posibles formas del espacio-tiempo.
En la EQG, el tiempo es imaginario y por tanto con las mismas características físicas del espacio, aun cuando el tiempo real se plasma en algo muy diferente.
Stephen Hawking no consiguió explicar convincentemente como el tiempo real y el movimiento emergen del tiempo imaginario, pero con un tiempo imaginario y un espacio-tiempo curvado en cinco dimensiones desaparece el problema de las singularidades.
Las fluctuaciones cuánticas de la curvatura a escalas cortas, que caracterizan los diferentes universos superpuestos que contribuyen al promedio, no se cancelan entre sí para producir, a grandes escalas, un espacio-tiempo liso y suave como nuestro universo clásico.
Para evitar este problema, no queda otra que incorporar la estructura causal sin esperar a que esta surja espontáneamente como una propiedad emergente de la superposición al ensamblar los universos posibles.