Las tres primeras, hasta ese momento, habían sido aliados de Atenas en la Segunda Liga ateniense.
Los generales Timoteo, Ifícrates y el hijo de éste, Menestos fueron enviados a ayudarle durante la batalla naval que se preveía contra la flota del enemigo.
Timoteo e Ifícrates rechazaron entablar batalla debido a un vendaval, pero Cares sí lo hizo y perdió casi todos sus barcos.
Los atenienses en un primer momento aprobaron esta colaboración, pero después ordenaron abandonarla porque el rey persa Artajerjes III se había quejado y tenían miedo del apoyo persa a los confederados rebeldes.
En 355 a. C. Atenas, al no estar preparada para otra guerra, accedió y se retiró reconociendo la independencia de los aliados confederados.