Con el tiempo, terminó con un retorno al statu quo ante bellum en virtud del Tratado de Sevilla.
En contrapartida las concesiones comerciales prometidas por Felipe V a la Compañía de Ostende nunca se materializaron y acabó disolviéndose en 1731 por la presión británica.
«España volvía a comprobar que la Roca, desde tierra, era casi inexpugnable mientras pudiese contar con el apoyo de una flota que llevase tropas de refresco y provisiones», afirman Rosa Mª Capel y José Cepeda.
En sus navegaciones sus navíos capturaron cinco buques mercantes británicos, lo que compensó los gastos del envío de la escuadra; los sucesos alarmaron a la Marina Real británica y su Almirantazgo ordenó que se hicieran a la mar varias escuadras en búsqueda de la enemiga, pero no la encontraron.
[5] Sin embargo, quedaron pendientes algunas cuestiones por resolver entre ambos estados, por lo que una década más tarde estalló la llamada Guerra del Asiento.
A resultas del conflicto, Gran Bretaña estableció una fuerte alianza con Austria, que se prolongó hasta 1756.