Aunque la guerra fue provocada por la decisión del emperador bizantino, Alejandro, por haber suspendido el tributo anual que se pagaba a Bulgaria, la iniciativa militar e ideológica estuvo en manos de Simeón I de Bulgaria que exigió ser reconocido como zar, un título equivalente al de emperador bizantino, y tuvo como objetivo conquistar Constantinopla y el Imperio bizantino.
En 917 el ejército búlgaro asestó una aplastante derrota sobre los bizantinos en la batalla de Aqueloo que resultó en la total supremacía militar búlgara en la península balcánica.
En 927 ambos países estaban agotados por los enormes esfuerzos militares, que tuvieron alto precio para la población y la economía.
[3] Tan pronto como se había firmado la paz con Bizancio, Simeón trató de asegurar las posiciones búlgaras en los Balcanes occidentales.
[11] Hubo un intento de asesinar al emperador León VI el Sabio en 903 y una rebelión por parte del general Andrónico Ducas en 905.
Simeón tomó medidas para aprovechar esa oportunidad y el ejército búlgaro apareció en las cercanías de la ciudad desierta.
[13][14] Al asegurar asentarse en Tesalónica, los búlgaros habrían adquirido un importante puerto en el Mar Egeo y cimentado su dominio sobre los Balcanes occidentales, creando una amenaza permanente a Constantinopla.
[11][15] Conscientes del peligro, los bizantinos enviaron al experimentado diplomático León Querosfactes para negociar una solución.
El transcurso de las negociaciones se desconoce —en una carta que sobrevive al emperador León VI el Sabio Querosfactes se jactó de que había «convencido» a los búlgaros no tomar la ciudad, pero no mencionan más detalles—.
[23] El historiador John Fine argumenta que la política provocadora de Alejandro hizo poco para influir en la decisión de Simeón, ya que había planeado una invasión, teniendo en cuenta que en el trono bizantino se sentaba una persona impopular, sin experiencia y, posiblemente, alcohólico, cuyo sucesor, Constantino VII, era un niño enfermizo, y considerado por muchos como ilegítimo.
Nicolás el Místico envió una carta en la que, aunque elogiaba la sabiduría de Simeón, lo acusaba de agredir a un «niño huérfano» (es decir, Constantino VII) que se había hecho nada para insultarlo, pero sus esfuerzos fueron en vano.
[27][37] Su primera orden fue revocar todas las concesiones dadas al monarca búlgaro por la regencia, provocando represalias militares.
[42] El general Juan Bogas fue enviado con ricos presentes a los pechenegos, que habitaban las estepas al noreste de Bulgaria.
[43] Los búlgaros ya habían establecido una fuerte relación con los pechenegos, incluso matrimonios, y la misión Bogas resultó ser algo difícil.
Consiguió convencer a algunas tribus para enviar ayuda, pero finalmente la armada bizantina se negó a transportarlos al sur del río Danubio, probablemente como resultado de los celos que existía entre Bogas y el ambicioso almirante Romano Lecapeno.
[45][46] Los bizantinos se vieron obligados a luchar solos, pero la paz con los árabes les permitió juntar todo su ejército, incluyendo las tropas estacionadas en Asia Menor, bajo el mando del Doméstico de las escolas León Focas el Viejo.
[43][48] Antes de marchar a la batalla, los soldados se inclinaron ante «la Vera Cruz y prometieron morir unos por otros».
Simeón, que contemplaba el campo de batalla desde las alturas cercanas, ordenó un contraataque y condujo personalmente a la caballería.
[44][55][58] Los búlgaros sustituyeron a Pedro por Pablo Branović, nieto del príncipe Mutimir, que había vivido mucho tiempo en Preslav.
La intervención búlgara fue un éxito: Pablo fue destronado fácilmente y nuevamente un candidato búlgaro se sentó en el trono de Serbia.
[60][61] Esto no duró mucho, ya que Zacarías se había criado en Constantinopla y por ello estaba fuertemente influenciado por los bizantinos.
[60] Pronto declaró abiertamente su lealtad al Imperio bizantino y rompió las hostilidades contra Bulgaria.
En 923 o 924 Simeón envió un pequeño ejército comandado por Teodoro Sigritsa y Marmais quienes, sin embargo, cayeron en una celada en la que perecieron.
[62][63] Serbia fue anexada como una provincia búlgara; Bulgaria quedó así lindante con Croacia, que estaba en su apogeo y resultó ser un vecino peligroso.
[59][61] Estas acciones trajeron gran preocupación para la corte bizantina, porque si tenían éxito en tomar Lámpsaco y Galípoli, los búlgaros separarían Constantinopla del Mar Egeo.
Potos Argiro apenas escapó y Alejo Mosele se ahogó al intentar subir a un barco.
Simeón decidió dirigirse a Abdullah al-Mahdi Billah, fundador y califa del Califato fatimí.
[60] Simeón sugirió un ataque conjunto sobre Constantinopla con los búlgaros proporcionando un gran ejército de tierra, y los árabes una armada.
[79][80] Abdullah al-Mahdi Billah aceptó la propuesta y envió a sus propios emisarios para concluir el acuerdo.
Simeón exigió una reunión con Romano con el fin de establecer una tregua temporal para hacer frente a la amenaza serbia.