Guerra civil afgana (1989-1992)

En marzo de 1992, habiendo perdido los últimos restos del apoyo soviético, el presidente Mohammad Najibullah acordó hacerse a un lado y dar paso a un gobierno de coalición muyahidín.

1979 invadió Afganistán con su 40.º ejército, alrededor de 75.000 efectivos, mató al nuevo presidente Hafizullah Amin e instaló al leal soviético Babrak Karmal como presidente de un régimen del PDPA organizado y respaldado por los soviéticos.

Se las arreglaron para tomar el control de las principales ciudades e instalaciones estratégicas, lo que agudizó los sentimientos nacionalistas entre los rebeldes que llevó a las tropas soviéticas a la guerra con levantamientos urbanos y ejércitos tribales.

En 1985, siete grupos rebeldes islámicos sunitas más grandes habían coordinado su lucha contra los soviéticos, que también eran conocidos como la Alianza Peshawar 7 Mujahideen respaldada por Pakistán.

[3]​ A pesar de sus éxitos militares, el régimen comunista del presidente Mohammad Najibullah todavía estaba plagado de sus tradicionales divisiones internas, a saber, la oposición entre las facciones Khalq y Parcham.

Por estas razones, entabló negociaciones secretas con Gulbuddin Hekmatyar y conspiró contra Najibullah.

[4]​ Este episodio reforzó las sospechas de Najibullah y lo llevó a gobernar a través de sus aliados personales en lugar del aparato gubernamental, profundizando aún más la brecha entre Khalqis y Parchamis.

Se defendieron desde el noreste del país y los talibanes nunca pudieron controlar todo Afganistán.

La ONU y Estados Unidos impulsaron un nuevo gobierno liderado por Hamid Karzai, a quien Ashraf Ghani sucedió en 2014.