Estos establecimientos serían desplazados por los frigoríficos al término del siglo XIX.
En 1864 en Inglaterra se prohíbe la venta de tasajo como alimento debido a sus precarias condiciones bromatológicas.
Estos hechos, entre otros, dieron impulso a la industria frigorífica del país.
Esta fue realizada en mayo de 1877 por el buque frigorífico a vapor francés, llamado, L' Frigorifique; para la ocasión se realizó una gala en el buque a la que concurrieron representantes de la Sociedad Rural, la Sociedad Científica Argentina y el Club Industrial, y también representantes del Gobierno de Francia y del Gobierno argentino.
Construido en Campana, provincia de Buenos Aires, este frigorífico fue propiedad del empresario inglés George W. Drabble.
Los frigoríficos no solo fueron una de las principales industrias establecidas en Argentina, otra importante aunque mucho menor fue la molinera, sino, que, también jugaron un papel fundamental como receptores de capitales británicos y estadounidenses.
Como ya se mencionó, los capitales británicos fueron pioneros en el desarrollo inicial de la industria frigorífica en el país, seguidos en menor medida por inversores locales.
Esto se lograba aprovechando la excelente calidad de la materia prima argentina y los costos de producción más bajos a nivel local; y porque en EE.UU el consumo interno estaba dejando poco excedente exportable.
(Swift, Armour y Morris) compró el frigorífico La Blanca, una planta de propiedad argentina ubicada en Avellaneda.
Paralelamente, Sulzberger & Sons negociaba con el Frigorífico Argentino, al que finalmente arrendó en 1913.
Durante los primeros diez años del siglo XX, la dominancia británica en el sector cárnico argentino fue desafiada gradualmente por la incursión de compañías estadounidenses.
Esto condujo a una reestructuración del mercado en la cual los intereses norteamericanos ejercieron su poderío, en general, con éxito.
[5] Su propósito era exportar principalmente al mercado inglés y europeo en general, pero introduciendo una variante tecnológica haciendo uso de la técnica del enfriado.
Además, como la carne enfriada tiene menor duración que la carne congelada, la enfriada dura unos 30 a 40 días la congelada varios meses pero perdiendo calidad, los frigorífico necesitaban ser provistos de ganado en forma continua.
Estos ganaderos, con acceso a mejores pasturas, podían garantizar una entrega periódica de ganado, lo que se volvió crucial para la industria frigorífica.
Por su parte, Swift estaba construyendo una nueva planta en Rosario y los Vestey (de origen inglés) hacían lo propio en Dock Sud.
[7] Igualmente, el conflicto entre criadores e invernadores no estaba todavía superado, y un nuevo episodio entre estos se producirá en la siguiente década .
Esta medida afectó significativamente a Argentina, que tenía un gran interés en expandir sus exportaciones hacia Estados Unidos.
A excepción de la región patagónica, el resto del territorio argentino estaba afectado por esta enfermedad.