Como reacción a este trust surgió la entidad General Film Company y trasladaron los estudios al Oeste, donde acabaría naciendo Hollywood.
Sería la compañía francesa la que adquiría una gran ventaja respecto a la compañía de Edison, ya que esta última no tendría grandes dificultades para competir con el catálogo y la versatilidad del proyector Lumière.
De este modo, si los productores, distribuidores y exhibidores no pagaban la licencia antes del año 1909 serían declarados ilegales.
Así empezó la Guerra de las patentes, en la cual las pequeñas compañías independientes intentaban luchar contra el trust.
Como consecuencia, otros productores se acabaron animando y dieron lugar al nacimiento de un grupo de oposición denominado IMP (Independiente Motion Picture), el cual era liderado por el mismo Laemmle.
Entre los independientes destaca la figura de William Fox, un productor emergente que denunció el trust.
Gracias a la denuncia contra el trust, acusado de haber actuado como un monopolio perjudicial para el comercio libre, la Motion Picture Patents Company y su División General se vieron obligadas a disolverse.
Además, el clima y los grandes terrenos lo convertían en un lugar más adecuado para llevar a cabo sus películas.