Los dos prelados estaban juntos a menudo en asuntos públicos y fueron los más poderosos eclesiásticos de su época en Inglaterra.
La reina Isabel que estaba en York en aquella época, logró escapar y refugiarse en Nottingham.
Para el año 1325 el rey lo nombró Tesorero de Inglaterra, cargo que desempeñó hasta 1326.
[3] Melton no abandonó a Eduardo II en sus últimos días, desagradándole la prisión del rey.
No estuvo presente en la coronación de Eduardo III, y se dice que después se implicó en una peligrosa intriga para desestabilizar al nuevo gobierno, por lo que fue arrestado, aunque luego absuelto.