Gustavo debutó en el fútbol profesional jugando en la UD Maracena en la temporada 2000-01, cuando el club militaba en el grupo IX de la tercera división española.
Realizó una campaña bastante buena, llegando a ser el Trofeo Zamora de la competición.
En los pocos partidos jugados tuvo actuaciones calamitosas, llegando a ser bastante discutido.
Tras el descenso administrativo del Granada CF a tercera división en la temporada 2002-03, fue uno de los pocos jugadores que permanecieron en la plantilla.
Estas críticas las acalló durante la fase de ascenso, donde fue uno de los héroes que consiguieron devolver al Granada CF a la segunda división B, especialmente en la eliminatoria ante el Linense, parando dos penaltis en la vuelta de la misma, que, unidos al que estrelló en el palo un jugador balono y al acierto en la tanda de los rojiblancos, hizo que el Granada CF pasara la eliminatoria.