Hércules y el jabalí de Erimanto

[1]​ A causa del espacio disponible, Zurbarán solamente representó diez de dichas hazañas.

Hércules lo encontró y persiguió durante horas, acorralándolo hasta una zona cubierta de nieve.

Saltando sobre su lomo, lo ató, lo cargó sobre sus hombros y se lo llevó vivo a Micenas.

Hércules agarra fuertemente su clava con ambas manos, pero su rostro no parece el de un guerrero.

Su cuerpo presenta una postura extraña —muy forzada— y cabe destacar la diagonal que se extiende desde su brazo izquierdo hasta la enorme cabeza del jabalí en la parte inferior derecha.