El nombre proviene del árabe y significa "cavar".
[1] En muchos casos son estructuras muy básicas, como una zanja cavada a mano, aunque también se usa maquinaria.
La reserva se suele encontrar bajo tierra, y se tienden a secar hacia el final de la estación seca.
[2][3] Los hafirs se empezaron a construir durante la fase meroítica del Reino de Kush, desde el siglo III A.C hasta el siglo III D.C, y se construyeron en gran número.
[4][5] Este nombre es frecuente en el Sudán, donde a 50 km a cada lado del Nilo se pueden ver los restos de algunos hafirs, siendo el más grande el de Alem (unos 300 m de diámetro).