Hacia 1847 había acumulado grandes colecciones vegetales e insectiles.
Tomó parte en la revolución de 1848 y tuvo que huir a Prusia.
Tras emigrar a los Estados Unidos, Hans Hermann Behr se estableció en San Francisco, California, donde combinó sus actividades como médico con su pasión por la ciencia natural.
Su experiencia como médico le permitió ganarse un lugar en la comunidad local, pero su verdadero impacto lo logró como naturalista.
[2][3] Una avenida de San Francisco está dedicada a él.