Tras recibir magníficas críticas a nivel internacional, se estableció en París donde fue premiado en la exposición de 1898.
Destacó como retratista y en la representación de escenas orientalistas, entonces de moda.
En sus viajes por España, realizó diferentes obras y entabló amistad con pintores de su generación, entre ellos Mariano Fortuny, Martín Rico, Marchetti y Madrazo.
Realizó viajes a Japón y Marruecos, donde vivió 2 años en las ciudades de Tanger y Fez.
[1] Se casó en España con Isabel de Cistué y Nieto a quien retrató en un lienzo donado al Museo de Zaragoza en 1926 por su segunda esposa, la condesa María Sabina de Goreche.